17 de noviembre de 2007

Fin de semana de Ciencia Ficción

En mi opinión, la ciencia ficción cinematográfica goza actualmente de una salud excelente. Están produciéndose películas muy interesantes que, cada vez más, intentan acercarse a ese extraño sentido de la maravilla que produce un mundo donde las reglas han cambiado, y que en cine es difícil encontrar al mismo nivel que la sci-fi literaria.

El caso es que este fin de semana he visionado dos películas scifi de muy diferente tono pero que igualmente te transportan a esos 'otros mundos' que a algunos tanto nos gustan. La primera es una ópera prima de Nacho Vigalondo, un joven realizador español que está levantando bastante revuelo con Los Cronocrímenes.

Es comprensible que esta película tuviera el doble de expectación en su segundo pase que en el primero en Austin y Sitges: Supongo que los que la vieron en el primero intentarían repitir en el segundo y arrastraron a otros.

El caso es que en Madrid al final de la proyección hubo pocos aplausos, tengo la sensación de que muchos seguíamos cavilando la peli para dar orden a lo que habíamos visto, mas que en el sentido de la trama, que es muy fácil de seguir, en el porqué y su significado.

Es esta una película cimentada en un meticuloso guión lleno de curvas y rizos, donde poco a poco nos van llevando hasta el centro de un laberinto en el que descubrimos, entre risillas y negrura, que detrás de la ineptitud puede haber también determinación. Hay algunos bucles que te sitúan al borde del cansancio, pero a la vez te van empapado poco a poco de un chirimiri tragicómico que al final deja muy buen sabor de boca, sobre todo cuando recuerdas la película regresando a casa. Pues eso, que me ha gustado mucho la ópera prima de Vigalondo y, por supuesto, la volveré a ver cuando algún 'intrépido' distribuidor compre los derechos para España.

Y hablando de repetir visionado, la segunda película de este fin de semana scifi es Blade Runner, reestrenada por tiempo limitado en España después de una meticulosa restauración que nos permite babear de nuevo visitando Los Angeles en el 2019. Qué decir para aportar algo nuevo ante esta maravilla, que a muchos de nosotros nos descubrió la ciencia ficción a tiernas edades. La película de Ridley Scott es ya un clásico del cine cuya mayor virtud fue exponer una nueva corriente de la ciencia ficción en celuloide y mostrarla al gran público, una corriente que hasta ese momento era más o menos subterránea, solo saboreada por un reducido fandom, pero que brotó en 1982 dando de beber a muchos buscadores, que aún hoy la recuerdan como su bautismo de fuego hacia otros mundos.